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HIMNO A LA CARIDAD
V:.M:. y QQ:.HH:.
núcleo de luz eterna, celestial; inagotable manantial de vida, y centro del amor universal. Aquel, a quien le rinden homenaje las aves con su armónico cantar, el sol con sus destellos refulgentes, y con sus ondas el rugiente mar. El tiende sus miradas amorosas sobre este Santo Templo, que es un hogar: donde todos venimos a adorarle porque de nuestro pecho hizo su altar. El hace que destelle a nuestros ojos su santa Luz: la Luz de la Verdad; e inspira al corazón que lo venera el más perfecto amor: la Caridad. Oh Caridad, tú eres el perfume que aroma nuestras almas! El panal de la más suave miel, que se desprende de los labios del Padre universal! Tú devuelves la calma al que padece, tú das al pobre, al miserable, pan, enjugas a los huérfanos el llanto, vuelves al cielo a los que errados van; envuelves en tu manto luminoso a la ciega infeliz humanidad, y al abrir a la luz nuestras pupilas nos muestras que el amor es la verdad; Purificas el alma del pecado, nos llenas del afecto fraternal, y haces del mundo con tu amor divino la perpetua familia Universal. Tú, cual la estrella fúlgida que guía al marinero en el revuelto mar, eres la luz que muestra a los masones la senda por do deben caminar. Eres hija de Dios: nos das su cielo; eres su amor: enséñanos a amar; eres su luz: alumbras nuestro templo; eres su bien: revelas su bondad... Si hay en la flor aroma, si la brisa se escucha en los vergeles suspirar; si el cortinaje azul del firmamento por los rayos del sol se ve dorar: Es porque Dios, para encantar el suelo, nos ofreció tu hechizo virginal, y de ti se desprenden, rosa mística, los rayos y el perfume celestial. Oh, tú, lirio del valle, con tu esencia embalsama este templo! Nuestro altar envuelve en tu riquísima fragancia, y haz sobre él tus destellos irradiar. La Logia ha sostenido con nobleza la religión en toda su verdad, la Caridad en toda su ternura y en todo su esplendor la humanidad. A la Logia venís, querido hermano, y os recibe en su seno maternal para daros la luz que la ilumina y llenaros del afecto fraternal. Sabed, pues, que el amor es nuestra vida, nuestro deber amar a la humanidad, defender de los hombres los derechos y sostener su noble dignidad. Todo en el mundo acaba, todo muere: tan solo este edificio secular resiste los embates de los tiempos, sólo el Oriente eterno
es inmortal.
Q:.H:. Antonio José Salazar Or:.Fisc:. de la Resp:.Log:. Estrella del Tequendama No. 2 1872 |
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